Elecciones del 1 de marzo
ANÁLISIS | Lo que se juega cada cual
La suerte está ya echada y sólo queda que la decisión tomada se meta mañana en la urna. Los partidos apuran el escrutinio de las últimas encuestas que llegan a sus sedes y que, por lo que cuentan, siguen sin aclarar el panorama. Lo único claro es que el Parlamento que salga de estas urnas será un Parlamento amañado. Pero su falta de legitimidad no le restará importancia política práctica de cara al futuro.Las elecciones de mañana, por amañadas, resultan de las más determinantes de los últimos años, tanto en el escenario final general como en el de algunos partidos en particular.
Iñaki IRIONDO
De las elecciones de mañana saldrá un Parlamento que no representará el retrato del electorado de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa porque un sector político ha sido amputado por la vía de su exclusión forzosa. Esto, indudablemente, tiene su consecuencia para el país, pues el escenario amañado permite un juego fraudulento de mayorías parlamentarias que no concuerdan con las sociales. Pero, al mismo tiempo, también puede tener incidencia dentro de cada uno de los partidos. Por ejemplo, con un reparto de votos similar al de hace cuatro años, sin grandes variaciones, en aquella ocasión al final el PNV logró la presidencia y ahora podría perderla, con todas sus consecuencias.
PNV
El PNV es el partido que más se juega en estas elecciones, puesto que se arriesga a perder aquello que siempre ha considerado suyo: Ajuria Enea. Algunos dirigentes jeltzales, a los que ahora se ha sumado el lehendakari, venían analizando que la estrategia de la ilegalización de la izquierda abertzale era «el perfeccionamiento de la alternativa» del que Jaime Mayor Oreja habló tras perder las elecciones de 2001. Sin embargo, nunca obraron en consecuencia. Ahora se encuentran en medio de la trampa, pero no tienen otro remedio que aceptarla. En las pasadas elecciones forales, el PNV consiguió no perder las diputaciones de Gipuzkoa y Araba pese a quedar en tercer lugar. Ahora corre el riesgo que perder Lakua a pesar de ganar las elecciones. Eso son muchos altos cargos, asesores y personal de confianza. En cualquier caso, atendamos a la experiencia: al final, el PNV siempre flota.
PSE
El PSE tiene mucho que no ganar, y aunque en un primer momento pueda parecer que es lo mismo que perder, a la larga se nota la diferencia. Pese a los resultados de las elecciones de hace un año, ahora en todas las encuestas el PSE ha ido algún escaño por detrás del PNV, así que no pueden sorprenderse si ése es el dibujo final. Los dolores de cabeza comenzarán, sin embargo, si pese a ser segundos tienen opciones de que Patxi López sea investido lehendakari. Los mismos que aseguran que en esas circunstancias anunciaría mañana mismo que opta a la presidencia cuentan que en La Moncloa son partidarios de dejar gobernar al partido más votado, sobre todo siendo un socio leal en Madrid. Complicada partida de ajedrez.
PP
Pese a la chulería de los discursos de Antonio Basagoiti, el PP sabe que su máxima aspiración es no hundirse y sumar lo suficiente para el PSE. Un papel ingrato ése de tener que acabar poniendo tus escaños al servicio del máximo rival en el Estado. Pero son las consecuencias de su propio discurso. El PP llega a estas elecciones con la herida abierta de la deserción de María San Gil, con un candidato todavía novato, acechado por los escándalos de ámbito estatal y con la amenaza de que el voto a caballo unionista ganador arrastre una parte del electorado hacia el PSE y que otra minoría se le escape hacia UDyP. Pese a todo, da la impresión de que la víctima de un mal resultado sería más Mariano Rajoy que Antonio Basagoiti.
D3M
A la izquierda abertzale le vuelve a llegar la hora de hacer recuento de fidelidades y no lo tiene fácil. Con los dirigentes encarcelados, sin subvenciones, sin sedes, sin entrevistas o presencia normalizada en los medios ni participación en debates, reprimida y hostigada, con la Ertzaintza y la Guardia Civil persiguiendo sus papeletas, una vez más ha demos- trado que su principal activo es su militancia, hasta el punto de que las listas de D3M han llegado a la mayoría de los buzones. Tampoco cabe olvidar que en un primer paso consiguió reunir casi 50.000 firmas, que es más que los votos que podría sumar mañana algún partido. En esas condiciones, habría que ver cuántos apoyos recibirían algunas otras candidaturas. Además, su votos no podrán traducirse en escaños, lo que siempre es un inconveniente cuando las elecciones se presentan polarizadas. Aún así, la izquierda abertzale está obligada a obtener un buen resultado para mostrar fortaleza ante quienes sólo piensan en aniquilarla o comérsela. Además, tiene pendientes importantes apuestas de futuro.
EA
Todas las encuestas le son enormemente desfavorables, aunque sus principales dirigentes insisten en que perciben ilusión en las bases y que los sondeos siempre se equivocan con ellos. La apuesta de presentarse en solitario resulta enormemente arriesgada, toda vez que los comicios se han polarizado entre quien en los últimos años ha sido su candidato (Juan José Ibarretxe) y la probabilidad de un lehendakari del PSE. En este terreno, el PNV ha sabido jugar todas sus bazas y EA lo tiene francamente difícil. Su apuesta por un polo soberanista requiere que cuanto menos pueda constituir grupo parlamentario propio. Otro escena- rio diferente obligaría, además, a una reconsideración de todas las decisiones adoptadas últimamente por el partido. Su disyuntiva es conseguir mantener la nave con su rumbo actual o llevarla, después de una sin- gladura de 23 años, al astillero del PNV
EB
A Ezker Batua le basta con mantenerse, puesto que lo que tienen para ganar no depende de ellos mismos. Su gran victoria sería que PSE y PP no alcanzara la mayoría absoluta y que los tres escaños que casi como una constante le auguran las encuestas pudieran ser determinantes para la investidura de un lehendakari. Cuando a Javier Madrazo se le pregunta por sus preferencias, se refugia en la máxima de Anguita de «programa, programa, programa», y lo que dice la experiencia es que eso, hasta la fecha, lo mismo se ha traducido en estar en el tripartito con Juan José Ibarretxe que en gobernar Donostia junto a Odón Elorza.
Aralar
Va camino de poder presentarse como una de las grandes ganadoras de la noche. Le ayudarán el nuevo reparto de escaños al que da lugar la ilegalización y la posible confirmación de una tendencia al ascenso que le están augurando las encuestas. En esas condiciones y partiendo de una legislatura con un único escaño, todo lo que puede hacer es subir y con la imagen además de doblar o triplicar su anterior representación. La cuestión es si, tenga los resultados que tenga, el resto del escenario parlamentario le deja alguna opción para ser esa fuerza influyente y de cambio que reclama en su propaganda electoral.
UP y D
La posible irrupción del partido de Rosa Díez en el Parlamento de Gasteiz ha ido diluyéndose con el transcurso de la campaña. Es el tránsito de la teoría a la práctica. Antes de que comenzara la campaña, se sucedían los comentarios o análisis sobre la coherencia del discurso de UPyD y la influencia que podría tener en los resultados que finalmente pudieran obtener PSE y PP. Pero cuando de verdad se han puesto en juego las alubias de cada partido, los medios que apuestan por sacar al PNV de Ajuria Enea han concentrado inmediatamente sus fuerzas en el apoyo a Patxi López y en el reforzamiento de Antonio Basagoiti, según el posicionamiento ideológico de cada cual. Y en ese pulso de fuerzas Rosa Díez ha vuelto a ocupar el papel de anécdota -más o menos simpática- que tantas veces juegan esos partidos al que muchos votarían si pudieran elegir dos papeletas, pero que no pasan a ser primera opción.